El amor no muere. Señales para comunicarnos con el más allá.

Todos nos enfrentamos a la muerte en algún momento de nuestras vidas. Un padre, una madre, una abuela, una amiga, un amor. Cuando fallecen, dejan un vacío inmenso. Nos queda la memoria, el eco de sus palabras, sus gestos, sus olores. Pero también queda una pregunta insistente: ¿Siguen conmigo? ¿Podemos comunicarnos?

La respuesta es SI. Nuestros seres queridos siguen con nosotros, y también podemos comunicarnos con ellos, pero debemos aprender a hablar su nuevo lenguaje. Aprender este lenguaje no requiere un don especial. Es muy sencillo. Podemos pedir señales específicas. Por ejemplo, a mi abuela le he pedido que me envíe mariposas monarcas y a veces rosas. Mi tío se manifiesta a través de libélulas. Mi abuelo paterno me envía mariquitas y mi abuelo materno búhos. ¡Mi lista es inmensa! No importa si estamos en un lugar donde no los hay fisicamente. A veces esa señal aparecerá en una pintura, en una camiseta, en un video inesperado. Lo importante es la conexión emocional, no la lógica. Este lenguaje del alma se parece más a la poesía que a las matemáticas. No se trata de probar que es real. Se trata de sentirlo. Y cuando recibimos estas señales, no debemos dudar ni racionalizarlas. Uno sabe en su corazón que es una señal, simplemente por la forma en que se siente.

Y no es casualidad que muchos de estos mensajes lleguen a través de animales —como aves, mariposas o gatos— que, según diversos estudios, responden a campos electromagnéticos. Nuestros seres queridos a veces se sirven de estos canales naturales, sensibles a energías sutiles, para hacernos saber que siguen cerca. También utilizan la tecnología. Por ejemplo, la primera vez que mi tío se comunicó conmigo, recibí un mensaje de texto que decía “ Te quiero, tío” dentro del mensaje de texto que me enviaba una amiga. Fue increíble.

Aprender a leer ese lenguaje puede ser una de las formas más bellas y poderosas de comunicarnos con nuestros seres queridos que han fallecido. Como decía Carl Jung: “La sincronicidad es una realidad siempre presente para aquellos que tienen ojos para ver”. Aunque ellos siempre logran sorprendernos, yo les doy un consejo, no busquen señales super complicadas, ya que las probabilidades de que lleguen se disminuyen significativamente. Si pedimos un unicornio azul con dos perros verdes subidos en un elefante, será más difícil para ellos manifestarse que si pedimos solo el unicornio azul.

Para nosotras, Brujas del Caribe, el mundo espiritual nunca ha estado realmente separado del mundo físico. Nuestros seres querido al morir no se van, se transforman. Se quedan entre nosotros, guiándonos, protegiéndonos, hablándonos, si sabemos escuchar. Actualmente, me encuentro refinando mis capacidades de mediumnidad y también hemos aprendido a utilizar el tarot para comunicarnos con nuestros seres queridos que ya no están en un cuerpo humano, pero eso vendrá en otro blog… prometido.

Si quieren aprender más al respecto, si tienen preguntas, escríbanos a través de la sección de contacto. Nos encantaría ayudarlos a reforzar esa conexión, que todos tenemos, aunque a veces no lo sabemos. Y sobre todo, nos encantaría escuchar sus historias.

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